¿Sabías que los baños romanos fueron centros de limpieza, socialización y regulación?

Los ingeniosos baños romanos no solo servían para la higiene diaria, sino que también eran espacios de encuentro social y control, donde se implementaron medidas para evitar excesos.

Los baños romanos destacaban por su ingeniería avanzada, donde el agua era calentada por fuego y el aire caliente mantenía la temperatura estable tanto en el agua como en el edificio. El suministro de agua dependía de complejos acueductos que la llevaban hasta los baños, y las aguas residuales no se desperdiciaban, sino que eran reutilizadas para limpiar los canales de las letrinas cercanas.

Más allá de la limpieza, los baños eran un lugar de encuentro social diario para los romanos, donde los ciudadanos, acompañados de sus esclavos, realizaban ejercicios físicos como correr o levantar pesas antes de someterse a un tratamiento de aceites que eliminaba la suciedad. La limpieza corporal se realizaba con un dispositivo llamado strigilis, el cual retiraba sudor y polvo acumulados en la piel, seguida de un proceso de lubricación en una zona específica del baño.

A pesar de su importancia social, los baños también fueron escenarios de actividades inapropiadas, como la prostitución, lo que llevó a la regulación del acceso. Por ejemplo, el emperador Trajano, en el 98 d.C., prohibió que hombres y mujeres compartieran el baño al mismo tiempo en Éfeso, implementando horarios separados para evitar excesos en la socialización.