Este 6 de agosto se conmemora uno de las batallas más decisivas en la historia del país, recordada no solo por su valor militar, sino también por el rol clave de las rabonas y guerrillas populares.

Este 6 de agosto se cumplen 201 años de la batalla de Junín, uno de los enfrentamientos más significativos en la campaña final por la Independencia del Perú. Según el general (r) Juan Urbano, presidente del Centro de Estudios Históricos Militares del Perú, este combate “fue el preludio para la consolidación de la independencia del Perú y América”. A pesar de que la independencia fue proclamada en 1821, los realistas aún controlaban la sierra central, y no fue hasta 1824, con la reorganización del ejército por parte de Simón Bolívar y José Faustino Sánchez Carrión, que se logró un avance decisivo.
La batalla se desarrolló en la Pampa de Junín, donde la caballería patriota fue sorprendida por el ejército realista. Sin embargo, gracias a una maniobra del teniente José Andrés Rázuri, quien atacó el flanco enemigo, el curso del combate cambió. En apenas 45 minutos y sin disparos —solo con lanzas y sables—, las fuerzas patriotas vencieron a una caballería realista considerada invencible. Este triunfo obligó a los realistas a replegarse hacia el Cusco, dejando atrás bajas, armas y terreno.
Además del aporte militar, el general Urbano destacó la participación de las guerrillas y las rabonas, mujeres que cumplían funciones logísticas, de enfermería y, en muchos casos, tomaban las armas. Entre ellas, figura Jacinta de Huamachuco, conocida como “la patriotísima”, quien acompañó al ejército en diversas campañas. Según el Centro de Estudios Históricos Militares, más de 1,160 rabonas han sido identificadas y sus nombres figuran en la Cripta de los Héroes como parte del reconocimiento a su rol en la historia republicana del Perú.