Fabin Bocanegra, de 74 años, lleva dos décadas encarcelado por un crimen que no cometió. La justicia aún no corrige el error pese a las pruebas de ADN que lo exoneran.
Un giro inesperado en el caso de Fabin Bocanegra, condenado a 30 años de prisión por la violación de su hijastra, ha sacado a la luz uno de los errores judiciales más impactantes en Trujillo. Tras 20 años privado de su libertad, pruebas de ADN confirmaron que no es el padre del hijo de la menor y, por lo tanto, no cometió el delito por el que fue sentenciado.
La verdad comenzó a emerger cuando la víctima confesó que el verdadero agresor no fue Bocanegra, sino su cuñado, Wiston Américo Leonardo Gamboa. Sin embargo, la revelación no fue suficiente para que la justicia revisara el caso. Génesis Chávez, su abogada, denunció que el proceso estuvo plagado de irregularidades, incluyendo la falta de un análisis genético oportuno que habría evitado esta tragedia.
La acusación inicial provino de Doralisa Fernández Coronel, hermana mayor de la víctima, quien, según el testimonio, señaló a Bocanegra para proteger a su esposo, el verdadero culpable. A pesar de que la menor retractó su versión y confesó el motivo de su falsa acusación, las autoridades ignoraron el cambio en su declaración.
Hoy, Bocanegra, a sus 74 años, sueña con recuperar su libertad y reencontrarse con su familia. Durante estas dos décadas, ha perdido momentos clave junto a sus hijos y nietos. Mientras la justicia se mantiene inmóvil, él se aferra a la esperanza, fabricando canastas de mimbre desde el penal de Trujillo para ayudar a sustentar a los suyos y demostrar que, incluso en la adversidad, su fe en la verdad no ha decaído.
Fuente: Perú21