Como se sabe, la pandemia ha tenido un impacto devastador en la educación global, y el Perú no ha sido la excepción. Para comprender su alcance en nuestro país, basta con ver que antes de la pandemia, en 2019, el 34% de los estudiantes de 4° de primaria tenían un nivel satisfactorio en matemáticas. Después de dos años de cierre de escuelas, este porcentaje ha caído al 23%.

Las consecuencias a largo plazo de esta pérdida de aprendizaje serán significativas, con estudiantes afectados que podrían ganar un 12% menos en el mercado laboral, exacerbando las desigualdades. Ante ese escenario, Oswaldo Molina, director ejecutivo de la Red de Estudios para el Desarrollo (Redes), señala que para superar esta crisis se requiere priorizar a los estudiantes y mejorar la calidad de la educación pública.
Asimismo, recordó que, aunque el gasto público en educación ha aumentado del 2.7% al 4% del PBI entre 2011 y 2021, el país continúa rezagado en comparación con otros países de la región. Molina explica que esto se debe a la falta de transformación de esos recursos en mejoras educativas, junto con problemas de corrupción e incapacidad.
Por otro lado, Molina señaló que la infraestructura educativa también es precaria, con una brecha de S/152 mil millones, 3.5 veces el presupuesto anual del sector.
“El problema es que ellos [los estudiantes] sí son los que terminarán pagando nuestros errores”, lamentó.