Desde un centro de detención en Texas, 31 migrantes protestaron con un mensaje visible desde el aire para denunciar la amenaza de ser deportados sin derecho a un proceso legal.

El 28 de abril, un grupo de 31 migrantes venezolanos recluidos en el centro de detención de Bluebonnet, en Anson, Texas, protagonizó una protesta que ha dado la vuelta al mundo. Con sus cuerpos formaron un enorme «SOS» visible desde el cielo, buscando llamar la atención sobre su situación legal incierta. La imagen fue registrada por un dron de la agencia Reuters y expuso el temor de los detenidos a ser enviados a la prisión de máxima seguridad Cecot, en El Salvador, conocida por sus duras condiciones.
La alarma surgió tras conocerse que algunos de estos migrantes habían sido acusados de pertenecer al grupo criminal Tren de Aragua, bajo una antigua ley estadounidense de 1798 que permitiría su expulsión inmediata sin pasar por un juicio migratorio. Aunque algunos ya habían sido llevados al aeropuerto para su presunta deportación, una intervención del Tribunal Supremo de EE. UU. logró frenar la medida de forma temporal esa misma noche.
Entre los afectados están Diover Millán, de 24 años, y Jeferson Escalona, de 19. Millán, obrero sin antecedentes penales, asegura no tener vínculos con ninguna banda. Escalona, quien afirma haber sido policía en Venezuela, niega haber confesado pertenencia a algún grupo criminal. A pesar de sus declaraciones, las solicitudes para regresar voluntariamente a su país fueron rechazadas.

Desde el propio centro de detención, un funcionario les informó que no tendrían derecho a una audiencia migratoria. Ante esto, los migrantes exigen saber cómo pueden ser considerados “enemigos” sin pruebas ni historial criminal. Organizaciones de derechos humanos y abogados han empezado a movilizarse para evitar las expulsiones y garantizarles el debido proceso. El caso de Millán será clave, con una audiencia prevista para el 1 de mayo, siempre que no sea deportado antes.